Proceso de fabricación de la boina

El material fundamental con el que se fabrican las boinas son las bobinas de hilo de lana, un regalo de nuestras ovejas esquiladas.

El proceso de fabricación tradicional de una boina comienza por la confección de las piezas en una simple pero segura máquina de tejer de montura plana. A través del guía hilos, el hilo de lana procedente de las bobinas se introduce en el gancho de la aguja para formar el punto. Como la figura de la boina es circular, el tejido deberá tener una configuración irregular de puntadas para que la zona que corresponda al centro de la boina lleve menos puntos que las orillas.

La boina ya tejida que tiene una forma disforme se junta por los extremos mediante la máquina de remallar, una máquina de cosido de cadeneta que tiene mucha elasticidad, como su punto, con el fin de que no salte y se rompa la costura.

Una vez unidos los dos bordes mediante el tejido de la remalladora, una cuchilla elimina el tejido sobrante, quedando un agujero en el centro llamado “coronita”. Este orificio servirá de punto de arranque para formar el “rabillo” o “txertena” típico de la boina. Con una aguja especial se cierra el agujero tejiendo una cadeneta de lana que se convertirá en el rabo de la boina.

Para cerrar los puntos del tejido y darle la consistencia de paño de fieltro, se procede al afieltrado de las piezas en el batán. En esta máquina compuesta por un cajón y dos grandes mazos, el artesano introduce el género confeccionado. Luego añade varios litros de agua templada en la que ha disuelto un detergente especial que haga de lubricante para no dañar el tejido. El giro de la biela mueve alternativamente los mazos que golpean el conjunto de boinas. La parte de los batanes que pega en el tejido tiene una forma de punta curvada, lo que produce un movimiento de rotación en la masa textil. Este cambio continuo de posición de las boinas facilita que éstas reciban los golpes por igual en todas sus partes, y que, poco a poco, se vayan cerrando los puntos encogiéndose el tejido hasta conseguir la textura del fieltro. Según la calidad de la lana, este proceso puede tardar entre 3 y 7 horas.

Transcurrido el tiempo de abatanado en esta máquina de tratamiento húmedo, el artesano extrae las boinas para pasar al proceso del tintado. El teñido se realiza en una máquina llamada de “barca abierta”, bajo un proceso ácido en el que se disuelve el colorante deseado (generalmente negro) y el ácido acético. Con un aumento lento de la temperatura, el artesano consigue que el colorante se vaya extendiendo a todas las piezas por igual. Tras un período de ebullición entre 45 y 60 minutos, se reduce la temperatura y ya se pueden extraer las piezas.

Después del tintado, las boinas pasan a la máquina centrifugadora. Allí, la gran velocidad de giro del bombo hace que el agua salga despedida del tejido, conservando un rebajado grado de humedad necesario para los siguientes procesos.

Para que las boinas se sequen y se encojan tomando la forma definitiva se introducen dos piezas semicirculares de la horma en la boina según el tamaño deseado. A la vez que se montan las hormas, el artesano pliega en las hormas el dobladillo interior.

Una a una, las boinas se colocan de pie en tendederos de madera dejando un hueco entre ellas para facilitar el paso del aire y el secado del tejido. Las boinas necesitarán un día o día y medio para quedar totalmente secas.

Con el batanado y el secado las boinas quedan apelmazadas. Con el proceso de cardado mediante fricción de las boinas con las cargas se consigue levantarles el pelo para que luego se pueda cortar el pelo en el siguiente proceso. Este proceso se hace con la máquina de perchar o cardar que consiste en un tambor con cardas que gira a alta velocidad y va haciendo fricción con las boinas para percharlas. Las boinas sólo pasan un momento por esta máquina porque si se exceden de tiempo se podrían llegar a romper.

En una máquina de tundido textil que dispone de unas cuchillas helicoidales que van a gran velocidad sobre una plancha de acero, se realiza el corte de pelo de la lana. Requiere regular bien la distancia de las cuchillas para que rocen suavemente en el pelo y no dañen el tejido.

El proceso de finalizado de confección de las boinas se inicia introduciéndoles una horma ligeramente más grande que la que se utilizó anteriormente.

Para que el tejido quede más terso y liso el artesano lo encoge planchando con vapor la parte del campo o corona de las boinas. Después las coloca en unas bandejas aireadas para que se sequen a la misma temperatura ambiente de la fábrica.

El cosido del forro se realiza con una máquina de coser de puntada invisible. La badana se cose con máquina de coser previo haber cortado la tira de badana según la talla de la boina.

Y así, con meticulosidad y pasión, cada boina está lista para encontrar un nuevo hogar. Desde el esquilado de la oveja hasta el último punto de tejido, cada txapela es una historia de artesanía y tradición.

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