Historia de la txapela,
la boina vasca
Los orígenes de la txapela
La primera referencia histórica de la txapela en Europa se remonta a la Baja Edad Media. En aquellos tiempos, tenía un tamaño de hasta dos veces el diámetro de la cabeza que la sustentaba. El pintor holandés Rembrandt era muy aficionado a usarla, siendo numerosos los autorretratos en los que aparece con una gran boina.
El intercambio comercial entre ambos lados de los Pirineos se hace muy activo una vez terminada la Guerra de la Independencia (dentro del contexto de las Guerras Napoleónicas) allá por 1814 y así es como pasan a utilizar la boina también los vascos, que las compraban en Francia.
Comienza el apogeo de la txapela
Muchos fechan como el comienzo del apogeo del uso de la txapela, el período de 1833-1840 comprendido por las Guerras Carlistas. De hecho, uno de los militares más conocidos de esa contienda, el general carlista Tomás de Zumalacárregui, llevaba una txapela roja de amplio vuelo como puede apreciarse en las imágenes de la época y su ejercito era conocido como los txapelgorris.
La fábrica de Boinas Elosegui y Boinas La Encartada
Con posterioridad a las Guerras Carlistas, a mediados del siglo XIX y coincidiendo con la última etapa de la Revolución Industrial, es cuando surgen las primeras fábricas de txapelas en el País Vasco. Boinas Elosegui es una de ellas, empresa de Tolosa que lleva funcionando desde 1858 y proveedor de Teletxapela. Boinas La Encartada en Bizkaia, fue la otra fábrica de boinas vascas de referencia en el País Vasco, actualmente cerrada y convertida en museo en la localidad vizcaína de Balmaseda.
La industrialización y el boom de la txapela
La txapela en la actualidad
Su uso no es exclusivo de gente mayor, sino que los fashionistas de todas las edades han recuperado la moda de la txapela para conseguir un look francés: elegante y chic.
Es tradición en el País Vasco coronar la cabeza del ganador en las competiciones deportivas con una txapela bordada, con texto e imágenes alusivas al evento y que servirá de trofeo recordatorio de su gesta. Es difícil imaginar a un txapeldun (el campeón de un torneo, derivado del euskera txapela, “sombrero” y -dun, “el poseedor de algo”) sin su txapela txapeldun.
De igual modo, las txapelas personalizadas bordadas, que encarnan valores tradicionales de la cultura vasca, se entregan como emotivo regalo y recuerdo de bodas, homenajes, celebraciones, aniversarios y otros eventos sociales.
Para más información sobre la historia de la txapela, os recomendamos este artículo: “la boina y los vascos” en Euskonews